“QUI GRATUM DAT AVE, RESPONSUM FERTQUE SUAV”
Carmen Hernández González
“El que ofrece un grato saludo, recibe una respuesta agradable” “
El fenómeno del multilingüismo y, por lo tanto, de la multiculturalidad en el mundo actual es una realidad que no admite reservas. Las comunidades lingüísticas no existen aisladas unas de otras, de ahí la importancia de ver cómo es el contacto entre ellas y las consecuencias de dicho contacto: unas lenguas se hacen más fuertes, otras, sin embargo, decaen o incluso mueren. Este contacto entre lenguas es, además, objeto de estudio de diferentes disciplinas relacionadas entre sí: etnolingüística y antropología lingüística (encargadas de analizar los condicionantes etnológicos y culturales de la comunicación y el uso lingüístico), la sociolingüística (correlación entre variables del uso lingüístico y variables de índole sociológico) o la psicolingüística (procesos mentales que experimenta el individuo bilingüe o multilingüe respecto al monolingüe), lo que da cuenta de la importancia y la dificultad que implica el conocimiento del tema.
El punto de partida es la constatación innegable del plurilingüismo como fenómeno normal en el conjunto de los países del mundo: es patente la existencia de diversas lenguas y, asimismo, el proceso de diferenciación de una lengua en varias. La dialectalización a lo largo de la historia y el movimiento migratorio de los pueblos son las dos grandes causas de la diversidad. Los cambios se producen en torno a tres ejes fundamentales, el temporal (a lo largo del tiempo), el geográfico (de un lugar a otro) y el social (según los niveles socioculturales de los hablantes); como resultado de dichos cambios aparecen las diferencias, los alejamientos, aproximaciones y contactos entre los idiomas.
Los conflictos y los acuerdos entre lenguas y culturas no son, en el fondo, más que antagonismos y consonancias entre seres humanos, entre grupos de hablantes. Es la actuación humana la que permite que se realicen los sistemas y usos de las lenguas y de sus culturas. Por eso, encontrar las fórmulas de comunicación que permitan la comprensión y la armonía entre todos son fundamentales para crear lazos solidarios de concordia y libertad. El saludo es, pues, un elemento de acogida que indica una actitud positiva hacia la persona que se acerca a nosotros. Cada cultura posee unos códigos diferentes para manifestar esta intención de hospitalidad, de aceptación del otro; para indicar que existe un clima favorable hacia el recién llegado, para hacer visible la ausencia de conflicto: una sonrisa, un abrazo o un apretón de manos revelan nuestro deseo de acogida y distinguen a quienes lo reciben.
Pero, además, existe la palabra. Un simple “¡Hola!”- en algún tiempo expresión para llamar a un inferior o, también, para denotar extrañeza, y hoy fórmula coloquial para saludar – denota por nuestra parte que reconocemos a aquel a quien se lo brindamos,...